sábado, 29 de junio de 2024

Monbasa

 


"Una urbe caótica, hermosa y canalla, cóctel de religiones, escenario de infinitas batallas, conquistas y capitulaciones, gobernada por tal número de manos distintas a lo largo de la historia que es casi imposible llevar la cuenta. 
Una ciudad imprescindible, ametrallada de salitre, escenario perfecto para una película de espías",
Javier Triana, en "Matumbo"

El portugués Vasco de Gama llegó en 1498 buscando un puerto seguro (el mejor puerto de aguas profundas de todo el África oriental). Era una etapa más de la red lusa que buscaba especias y mercancias por todo el Ïndico. La cultura suahili no los aceptó de forma pacífica y a los portugueses les llevó más de un siglo levantar Fort Jesus.

Esta fortaleza es ahora el museo de la ciudad y se conservan unos infantiles dibujos en un muro.



Nada que ver con la elegancia de las tallas que decoran los portones de los omaníes, los nuevos dominadores. En el casco antiguo está la mezquita de Mandhry, la más antigua de la ciudad. Con su minarete redondeado es todo un ejemplo de arquitectura suahili adaptada al islam,


Tras dos siglos de dominación omaní, llegaron los ingleses. Monbasa fue el punto de partida de la línea férrea que terminaría llegando a Uganda y cuya construcción conllevó la muerte de cientos de trabajadores  indios entre las zarpas y colmillos de los leones keniatas, verdaderos devoradores de hombres.


La ciudad de Mombasa es una isla, a la que se accede desde el sur con el ferry de Likoni. Marina, avezada viajera por Sudamérica y por Indonesia, se sintió impresionada por la muchedumbre que salía y se acercaba a los barcos. Mi asombro era grande. Dos semanas antes de este viaje había estado en la ciudad marroquí de Tetuán, y Mombasa tenía algo de ella, pero con diez veces su población, llena de tuc tucs y de matatus, los medios de transporte populares.




El mercado de las especias, como todo mercado islámico es de un colorido deslumbrante por la variedad de colore y de frutas. La variedad de plátanos es un mundo para los europeos.




La cultura hindú también está presente, y en un templo de aspecto un poco naif, hay unas alusiones al infierno que aguarda a los bebedores, que se te quitan las ganas de tomar cualquier tipo de alcohol.




En el parque de Uhuru vive una colonia de murciélagos frutívoros. En todas las ciudades de Kenia debe de haber un parque llamado Uhuru (Libertad) para conmemorar la reciente  independencia y la vacilante democracia. El de Nairobi se salvó de la especulación inmobiliaria por la presión que ejerció Wangari Matthai, premio Nobel de la Paz en 2004 por su labor de reforestación en los campos keniatas.




La imágen icónica de esta ciudad son los arcos con forma de colmillos en la avenida de acceso a la ciudad-












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