viernes, 20 de agosto de 2010

Naturaleza en Albarracín (Teruel)

Albarracín es uno de los pueblos más bonitos de España, dicen muchas guías turísticas. Desde principios del siglo pasado fue visitado y admirado por intelectuales, de él dijo Azorín: "lanza a las alturas su increible perfil alucinado". Y es que esta ciudad, que no pueblo, se asienta desde tiempos inmemoriales en una roca rodeada por un meandro del río Guadalaviar y con una ambiciosa muralla que lo protege por la parte dónde el río no es defensa natural.


Albarracín da nombre también a una sierra en la que hay 22 pueblos y que entre todos no suman más de 2.000 habitantes. Durante muchos siglos fue una comunidad regida por sus propios fueros y con una economía basada en la explotación forestal y ganadera de sus montes.



Es una ciudad de aires medievales, muy bien conservada, con muchas iglesias, plazas, miradores y jardines que se asoman al río. Todas sus casas están revestidas de una particular argamasa de color rosado igual que la Alhambra de Granada o Marrakesh. Aunque hay famosas pinturas rupestres en los alrededores y se conocen asentamientos íberos, romanos y visigodos, la fundación en su actual emplazamiento se debe a tribus bereberes del Norte de Africa, los Banu Razim.




Rodenas es otro pueblo de la sierra con un característico color rosado, pero que en este caso se debe al uso de una piedra arenisca que abunda en los alrededores. El principios de verano es una excelente ocasión para el estudio de la flora y fauna de estas montañas; además, desde hace unos años se ha creado en Nogueras, otro pueblo de la Sierra, la Fundación Oroibérico para promover el conocimiento de la riqueza medioambiental. Veamos algunos ejemplos:



Saltamontes.





Mariposa




Oruga alimentándose en una planta.




Escarabajos de curioso color metálico.




Fósil de una esponja marina correspondiente a la Era Secundaria





Recorriendo el río Guadalaviar que circunda la ciudad se encuentran especies vegetales muy interesantes.






Madreselva y a continuación sus frutos unos meses después:








Chelidonium majus, una curiosa planta de la familia de las amapolas.







Saponaria ocymoides







Epilobium hirsutum






Lysimachia vulgaris

















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