El municipio de Celadas ocupa en su mayor parte una hoya formada por la erosión sobre materiales sedimentarios terciarios, principalmente limolitas rojas y calizas continentales más recientes. Esta hondonada se encabalga entre las depresiones del Jiloca por el oeste y la de Alfambra por el este, por lo que el paisaje siempre ofrece un contraste entre las lomas y las muelas del municipio y las sierras turolenses que rodean esta depresión: sierras de Javalambre, Pobo y Albarracín. Prácticamente todo el territorio está dedicado a la agricultura de secano excepto el monte central de Santa Bárbara, donde se encuentra el bosquete adehesado de carrasca, sobre rocas calizas jurásicas. Podemos decir por tanto que se trata de una "paramera cerealista" como otras muchas que abundan en los paisajes aragoneses y castellanos.
A pesar de la monotonía paisajística y biogeográfica, se descubren algunos elementos botánicos aislados (residuales) que han sobrevivido a la roturación masiva que sufrió el término a lo largo de su historia y que nos informan de los bosques originales que poblaron estas tierras antes de la presión humana y posiblemente también en condiciones climáticas diferentes. Es el caso de unos viejísimos espinos blancos (Crataegus monogyna) que han sobrevivido en un ribazo en la zona de Carralascuevas; normalmente estos arbolillos forman parte de la orla espinosa que rodea casi todos los bosques ibéricos, por lo que podemos suponer que en una parte del término la vegetación dominante sería (sobre todo en épocas más húmedas) un bosque formado por quejigales o rebollares, como los ejemplares aislados que quedan en la umbría de la "Masada de Los Quicos" o los buenos ejemplares qie crecen en los barrancos del monte de Concud, acompañados además por arces, cerecillos y sabinas.
A pesar de la monotonía paisajística y biogeográfica, se descubren algunos elementos botánicos aislados (residuales) que han sobrevivido a la roturación masiva que sufrió el término a lo largo de su historia y que nos informan de los bosques originales que poblaron estas tierras antes de la presión humana y posiblemente también en condiciones climáticas diferentes. Es el caso de unos viejísimos espinos blancos (Crataegus monogyna) que han sobrevivido en un ribazo en la zona de Carralascuevas; normalmente estos arbolillos forman parte de la orla espinosa que rodea casi todos los bosques ibéricos, por lo que podemos suponer que en una parte del término la vegetación dominante sería (sobre todo en épocas más húmedas) un bosque formado por quejigales o rebollares, como los ejemplares aislados que quedan en la umbría de la "Masada de Los Quicos" o los buenos ejemplares qie crecen en los barrancos del monte de Concud, acompañados además por arces, cerecillos y sabinas.
Aquí podemos ver sus características hojas lobuladas, aunque todavía no he podido observar su floración y fructificación.
En la cabecera del barranco de la Masada de los Quicos se encuentra el paraje que mayor contraste ofrece con el paisaje dominante; se trata de la fuente de Los Bartolos y Del Abuelo, en el que hay unas choperas que proporcionan un ambiente umbroso y húmedo.
En medio de los chopos plantados encontramos restos residuales de la vegetación de rivera original, como este grupo de álamos canos (Populus alba).
Tambien hay dos tipos de "sargas" o sauces, el de hojas estrechas (Salix eleagnus-angustifolia) y el de hojas anchas (Salix atrocinera) junto a la Fuente del Abuelo. Tanto los álamos blancos y estos sauces nos hablan de una vegetación anterior bien desarrollada junto a cursos de agua más abundantes.
Otro paraje muy particular del término municipal es el altiplano que se da en las zonas conocidas como "Villallano", "La Losilla" y "Las Aceras". Se trata de la superficie inicial sobre la que comenzó la erosión de finales del Terciario; está formada por calizas depositadas en humedales lacustres a partir del periodo conocido como Turoliense, y que en muchas partes ofrecen un claro contraste con los sedimentos rojos sobre los que se depositaron.
En algunas vaguadas protegidas encontramos grupos de añosas arleras o agracejos (Berberis vulgaris) de un tamaño descomunal. Al igual que los espinos albares forma parte de la orla espinosa, pero prefiere las zonas aclaradas y sobre suelos calizos y pobres.
Tiene hoja caduca y unas fuertes espinas.
Los frutos son de un color vinoso y según Ginés López González en "Los árboles y arbustos de la Península Ibérica y Baleares" se utilizaban como jarabe para las calenturas malignas.
Esta otra planta, Gypsophila hispanica, muestra predilección por los suelos con yeso, por lo que se suele considerar como un bioindicador. Es muy abundante en las proximidades de Teruel y en el valle del Alfambra, penetrando hacia el municipio de Celadas desde el monte de Concud (se ve en el borde de la carretera) y en Villallano.
No es la planta anterior la única que crece sobre suelos con yeso, pero no he visto todavía el resto de la serie, como el arnacho (Ononis tridentata). Pero sí se puede ver por la misma zona esta curiosa plantita hemiparásita: Odontites longiflora.
Este arbolito está situado junto a los olmos, y resulta ser un "azarollo" (Sorbus domestica), no es el único dentro del municipio. Las frutas tienen un sabor áspero, quizás de ahí venga la expresión "eres un azarollo".
Una sabina albar, es la única que he visto dentro del término aunque hay un buen ejemplar en la loma de "La Losilla", dentro del término municipal de Villalba, por lo que suponía que debía haber algún ejemplar residual. Además se ve alguna vez la compañera de asociación "Artemisia assoana". Su distribución estará en torno a las muelas como "La Losilla", "Villallano" y "Las Aceras".
El término municipal de Celadas linda por el Este con Alfambra, en cuyas inmediaciones aparecen estos cerros de calizas con yeso, y cerca ya de la localidad, entre los pajares y en los caminos próximos aparece esta planta de aspecto pobre pero muy interesante por su historia:
Este arbolito está situado junto a los olmos, y resulta ser un "azarollo" (Sorbus domestica), no es el único dentro del municipio. Las frutas tienen un sabor áspero, quizás de ahí venga la expresión "eres un azarollo".
Una sabina albar, es la única que he visto dentro del término aunque hay un buen ejemplar en la loma de "La Losilla", dentro del término municipal de Villalba, por lo que suponía que debía haber algún ejemplar residual. Además se ve alguna vez la compañera de asociación "Artemisia assoana". Su distribución estará en torno a las muelas como "La Losilla", "Villallano" y "Las Aceras".
El término municipal de Celadas linda por el Este con Alfambra, en cuyas inmediaciones aparecen estos cerros de calizas con yeso, y cerca ya de la localidad, entre los pajares y en los caminos próximos aparece esta planta de aspecto pobre pero muy interesante por su historia:
Se trata de Krascheninikoiva ceratoides, una planta que solamente tiene poblaciones en la Península Ibérica en el valle del Alfambra y en terrenos de composición química similar en Los Monegros. En Europa también podemos ver alguna población en la zona del Caúcaso y Los Balcanes, para reaparecer de forma generalizada en las estepas irano-iraquíes y en toda Siberia hasta el mar del Japón. ¿Cómo pudo llegar esta planta aquí hasta las estepas aragonesas? durante algún tiempo se pensó que pudo ser de forma casual, pero cuando se descubrieron insectos asociados a ella iguales a los que viven en las estepas asiáticas, se consideró que pudo llegar en los periodos más secos y esteparios de las últimas glaciaciones, quedándose después aquí por tratarse de unas condiciones climáticas parecidas a las que se dan en dichas estepas.
Pertenece a la familia de la quenopodiáceas, una familia que gusta de suelos con presencia de sales. Aunque no he visto esta planta en los estrictos límites del municipio de Celadas, no descarto encontrar alguna población residual (aunque toda la presencia de esta planta en nuestro pais se puede considerar residual) en alguna vaguada cercana al valle del Alfambra por tratarse de suelos y condiciones climáticas muy parecidas, aunque también parece presentar preferencias subnitrófilas.