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Durante varios años mi trabajo en el colegio Las Albarizas giró en torno a la cerámica. El principal reto de este colegio era normalizar la vida escolar en un barrio marcado por la marginalidad, y que se había trasladado también al ámbito escolar. El trabajo en el taller de cerámica interesaba a todos los niños y niñas, suponía una actividad en la que era fundamental aceptar normas de trabajo, de respeto y de organización. Para todos supuso un espacio de trabajo y de convivencia. Siempre partiamos del máximo respeto al trabajo de los alumnos y alumnas, no importaba la belleza de la obra sino la creatividad. Generalmente los niños hacen lo que saben y aprenden mejor que nadie del trabajo realizado por compañeros. Como el espacio se utilizaba por todos los cursos de Primaria y todas las obras estaban a la vista, bien terminadas o bien en el proceso de elaboración, se podía aprender del trabajo de cualquier compañero. También la usábamos diferentes técnicas: modelado, uso de moldes y decoración con engobes, esmaltes y esgrafiados. También el uso de gres para cocciones en "alta" (1250º) permitía fundir el vidrio de botellas y obtener bonitos efectos decorativos. La técnica de la "cuerda seca" es más apropiada para los mayores, y permite decorar losetas con colores vivos y brillantes. La técnica más usada fue la decoración de losetas con lápices cerámicos y era la que permitía más espontaneidad en el trabajo, porque los niños y niñas se asomaban a este trabajo con la misma sencillez con la que lo podían hacer a un folio blanco y unos colores tradicionales.El esgrafiado sobre piezas cubiertas con engobe y después bañadas con esmaltes de alfarero también permitía un alto grado de naturalidad en el dibujo. Siempre la idea de la escuela como espacio de paz y de convivencia...La reproducción de piezas arqueológicas o de fósiles permitía además incorporar materiales al trabajo curricular de la asignatura de Conocimiento del Medio.
El alcornocal de Las Lomas de Puertollano o de Elviria es seguramente uno de los mejores alcornocales de la Costa del Sol, tanto por su extensión como por los valores medioambientales que alberga. Se trata de un bosque-isla a caballo entre las sierras occidentales de la provincia de Málaga y la urbanizada costa. Aunque en sus márgenes sufre la presión urbanizadora o de los incendios, en su parte más profunda es un bosque en un excelente estado de conservación; tiene a los alcornoques como el elemento arbóreo dominante, pero también hay quejigos y toda la corte de arbustos acompañantes. En este tosco mapa se aprecia su situación dentro del término municipal de Ojén, en una cuña que se alarga entre los municipios de Mijas y Marbella. La toponimia del lugar viene referida como "Umbría de Las Chapas" o "Los Quejigos", por ser la umbría de las lomas que miran hacia el Mediterráneo y que se conocían antiguamente como Las Chapas, término que ha decaido actualmente para ser sustituido por el de Elviria, una de las primeras urbanizaciones de la zona. La referencia para acercarse a conocerlo es la urbanización de La Mairena, junto al colegio Ecos. En el mapa geológico de la zona apreciamos la variedad de suelos y rocas que podemos encontrar. El alcornocal se encuentra sobre suelos silíceos (pizarras, esquistos, gneises, etc) que en el mapa aparecen de color rojo. El río de Ojén o Fuengirola lo delimita por el norte; en el mapa podemos ver este curso de agua serpenteando entre los materiales rojos y los verdes. Los materiales "verdes" del mapa corresponden a la sierra Alpujata, formada por las mismas rocas que la sierra Bermeja de Estepona, de ahí el tono rojizo. Se trata de unas rocas magmáticas que se encuentran a bastante profundidad en el manto de la Tierra y que pocas veces afloran a la corteza exterior, y nunca de la forma tan masiva como lo hace en la provincia de Málaga. Es una roca llamada peridotita y que además de los silicatos de magnesio y hierro, también tiene muchos metales pesados como el níquel. Pocas plantas soportan vivir en este suelo y los alcornoques tampoco. En estas rocas hay numerosos endemismos, como la Staehelina baetica y también este raro helecho Notholaema marantae En esta imagen se aprecia como el alcornocal se corta al entrar en contacto con estas rocas. El río de Ojén, que luego pasa a formar parte del río Fuengirola al atravesar las rocas peridotíticas viene acompañado por una vegetación de rivera particular, en la que se encuentran adelfas, brezos (Erica terminalis) y el notable endemismo malagueño Galium viridiflorum. En cambio cuando el río atraviesa las rocas paleozoicas (esquistos, pizarras, etc) va aconpañado por por sauces (Salix pedicellata). Dentro del alcornocal, se encuentra un numeroso cortejo de plantas acompañantes, grandes madroños, mirtos, durillos y algún ejemplar de Quercus canariensis. Además de una interesante fauna ornitológica, como una pareja de águilas perdiceras que anida en la copa de un alcornoque. Como es lógico suponer, la urbanización de estas lomas comenzó en la parte sur, en el término municipal de Marbella, como continuación de la ocupación litoral. En la parte alta se instalaron dos colegios y viviendas-mansión, a la que siguió una urbanización en la parte de Ojén. El ayuntamiento de esta localidad intentó desde finales de los años 90 aumentar la superficie urbanizable, llegando hasta el el centro mismo del alcornocal, la parte más valiosa. Las denuncias de AEDENAT (Ecologistas en Acción) primero y también SEO-Málaga después, junto a la suerte de contar con algún político sensibilizado hacia a la botánica frenaron el proyecto hasta la fecha. Aunque ya numerosas mansiones se asentaron en la zona...
El municipio de Celadas ocupa en su mayor parte una hoya formada por la erosión sobre materiales sedimentarios terciarios, principalmente limolitas rojas y calizas continentales más recientes. Esta hondonada se encabalga entre las depresiones del Jiloca por el oeste y la de Alfambra por el este, por lo que el paisaje siempre ofrece un contraste entre las lomas y las muelas del municipio y las sierras turolenses que rodean esta depresión: sierras de Javalambre, Pobo y Albarracín. Prácticamente todo el territorio está dedicado a la agricultura de secano excepto el monte central de Santa Bárbara, donde se encuentra el bosquete adehesado de carrasca, sobre rocas calizas jurásicas. Podemos decir por tanto que se trata de una "paramera cerealista" como otras muchas que abundan en los paisajes aragoneses y castellanos.
A pesar de la monotonía paisajística y biogeográfica, se descubren algunos elementos botánicos aislados (residuales) que han sobrevivido a la roturación masiva que sufrió el término a lo largo de su historia y que nos informan de los bosques originales que poblaron estas tierras antes de la presión humana y posiblemente también en condiciones climáticas diferentes. Es el caso de unos viejísimos espinos blancos (Crataegus monogyna) que han sobrevivido en un ribazo en la zona de Carralascuevas; normalmente estos arbolillos forman parte de la orla espinosa que rodea casi todos los bosques ibéricos, por lo que podemos suponer que en una parte del término la vegetación dominante sería (sobre todo en épocas más húmedas) un bosque formado por quejigales o rebollares, como los ejemplares aislados que quedan en la umbría de la "Masada de Los Quicos" o los buenos ejemplares qie crecen en los barrancos del monte de Concud, acompañados además por arces, cerecillos y sabinas.
Aquí podemos ver sus características hojas lobuladas, aunque todavía no he podido observar su floración y fructificación.
En la cabecera del barranco de la Masada de los Quicos se encuentra el paraje que mayor contraste ofrece con el paisaje dominante; se trata de la fuente de Los Bartolos y Del Abuelo, en el que hay unas choperas que proporcionan un ambiente umbroso y húmedo.
En medio de los chopos plantados encontramos restos residuales de la vegetación de rivera original, como este grupo de álamos canos (Populus alba).
Tambien hay dos tipos de "sargas" o sauces, el de hojas estrechas (Salix eleagnus-angustifolia) y el de hojas anchas (Salix atrocinera) junto a la Fuente del Abuelo. Tanto los álamos blancos y estos sauces nos hablan de una vegetación anterior bien desarrollada junto a cursos de agua más abundantes.
Otro paraje muy particular del término municipal es el altiplano que se da en las zonas conocidas como "Villallano", "La Losilla" y "Las Aceras". Se trata de la superficie inicial sobre la que comenzó la erosión de finales del Terciario; está formada por calizas depositadas en humedales lacustres a partir del periodo conocido como Turoliense, y que en muchas partes ofrecen un claro contraste con los sedimentos rojos sobre los que se depositaron.
En algunas vaguadas protegidas encontramos grupos de añosas arleras o agracejos (Berberis vulgaris) de un tamaño descomunal. Al igual que los espinos albares forma parte de la orla espinosa, pero prefiere las zonas aclaradas y sobre suelos calizos y pobres.
T
iene hoja caduca y unas fuertes espinas.
Los frutos son de un color vinoso y según Ginés López González en "Los árboles y arbustos de la Península Ibérica y Baleares" se utilizaban como jarabe para las calenturas malignas.
Esta otra planta, Gypsophila hispanica, muestra predilección por los suelos con yeso, por lo que se suele considerar como un bioindicador. Es muy abundante en las proximidades de Teruel y en el valle del Alfambra, penetrando hacia el municipio de Celadas desde el monte de Concud (se ve en el borde de la carretera) y en Villallano.
No es la planta anterior la única que crece sobre suelos con yeso, pero no he visto todavía el resto de la serie, como el arnacho (Ononis tridentata). Pero sí se puede ver por la misma zona esta curiosa plantita hemiparásita: Odontites longiflora.
Este arbolito está situado junto a los olmos, y resulta ser un "azarollo" (Sorbus domestica), no es el único dentro del municipio. Las frutas tienen un sabor áspero, quizás de ahí venga la expresión "eres un azarollo".
Una sabina albar, es la única que he visto dentro del término aunque hay un buen ejemplar en la loma de "La Losilla", dentro del término municipal de Villalba, por lo que suponía que debía haber algún ejemplar residual. Además se ve alguna vez la compañera de asociación "Artemisia assoana". Su distribución estará en torno a las muelas como "La Losilla", "Villallano" y "Las Aceras".
El término municipal de Celadas linda por el Este con Alfambra, en cuyas inmediaciones aparecen estos cerros de calizas con yeso, y cerca ya de la localidad, entre los pajares y en los caminos próximos aparece esta planta de aspecto pobre pero muy interesante por su historia:
Se trata de Krascheninikoiva ceratoides, una planta que solamente tiene poblaciones en la Península Ibérica en el valle del Alfambra y en terrenos de composición química similar en Los Monegros. En Europa también podemos ver alguna población en la zona del Caúcaso y Los Balcanes, para reaparecer de forma generalizada en las estepas irano-iraquíes y en toda Siberia hasta el mar del Japón. ¿Cómo pudo llegar esta planta aquí hasta las estepas aragonesas? durante algún tiempo se pensó que pudo ser de forma casual, pero cuando se descubrieron insectos asociados a ella iguales a los que viven en las estepas asiáticas, se consideró que pudo llegar en los periodos más secos y esteparios de las últimas glaciaciones, quedándose después aquí por tratarse de unas condiciones climáticas parecidas a las que se dan en dichas estepas.
Pertenece a la familia de la quenopodiáceas, una familia que gusta de suelos con presencia de sales. Aunque no he visto esta planta en los estrictos límites del municipio de Celadas, no descarto encontrar alguna población residual (aunque toda la presencia de esta planta en nuestro pais se puede considerar residual) en alguna vaguada cercana al valle del Alfambra por tratarse de suelos y condiciones climáticas muy parecidas, aunque también parece presentar preferencias subnitrófilas.
Albarracín es uno de los pueblos más bonitos de España, dicen muchas guías turísticas. Desde principios del siglo pasado fue visitado y admirado por intelectuales, de él dijo Azorín: "lanza a las alturas su increible perfil alucinado". Y es que esta ciudad, que no pueblo, se asienta desde tiempos inmemoriales en una roca rodeada por un meandro del río Guadalaviar y con una ambiciosa muralla que lo protege por la parte dónde el río no es defensa natural. Albarracín da nombre también a una sierra en la que hay 22 pueblos y que entre todos no suman más de 2.000 habitantes. Durante muchos siglos fue una comunidad regida por sus propios fueros y con una economía basada en la explotación forestal y ganadera de sus montes. Es una ciudad de aires medievales, muy bien conservada, con muchas iglesias, plazas, miradores y jardines que se asoman al río. Todas sus casas están revestidas de una particular argamasa de color rosado igual que la Alhambra de Granada o Marrakesh. Aunque hay famosas pinturas rupestres en los alrededores y se conocen asentamientos íberos, romanos y visigodos, la fundación en su actual emplazamiento se debe a tribus bereberes del Norte de Africa, los Banu Razim. Rodenas es otro pueblo de la sierra con un característico color rosado, pero que en este caso se debe al uso de una piedra arenisca que abunda en los alrededores. El principios de verano es una excelente ocasión para el estudio de la flora y fauna de estas montañas; además, desde hace unos años se ha creado en Nogueras, otro pueblo de la Sierra, la Fundación Oroibérico para promover el conocimiento de la riqueza medioambiental. Veamos algunos ejemplos:Saltamontes. Mariposa Oruga alimentándose en una planta.Escarabajos de curioso color metálico. Fósil de una esponja marina correspondiente a la Era Secundaria Recorriendo el río Guadalaviar que circunda la ciudad se encuentran especies vegetales muy interesantes. Madreselva y a continuación sus frutos unos meses después: Chelidonium majus, una curiosa planta de la familia de las amapolas.