jueves, 19 de marzo de 2020

Hasta el refugio del Poqueira (Alpujarra granadina)


Había subido al Mulhacén alguna vez, dejando el coche en la barrera de acceso al Parque y durmiendo en el refugio de La Caldera en una ocasión y en el refugio del Poqueira otra vez.
En esta ocasión vamos a utilizar el transporte del Centro de Interpretación del Parque Nacional para subir y bajar en el mismo día. 



Lo más increible de esta vertiente de Sierra Nevada, es que puedes pasar en una misma jornada desde   la costa subtropical de Granada hasta la alta montaña alpina. 
En el barranco del Poqueira hay muchos retazos de vegetación caducifolia: castaños, robles, alisos, etc. y pasando el pueblo de Capileira, aparecen encinares y pinares de pino negral y silvestre que han sido introducidos, por lo que atravesamos todos los pisos de vegetación hasta avistar el crioromediterráneo.


El bus nos deja cerca de los 2.500 metros, en un cruce de caminos. Cerca confluye la subida desde el valle de Trevélez, y al frente sale la senda que lleva al Mulhacén y prosigue la pista, antigua carretera que llevaba hasta la estación de esquí en la cara norte, pasando cerca de la laguna de la Caldera y debajo del Veleta. Pero nosotros nos desviamos a la izquierda en una bajada que nos llevará hasta el refugio del Poqueira, en la cabecera del barranco del mismo nombre. Buscamos los primeros prados tras el deshielo y  el río, donde la floración se inicia.


Todavía hay que atravesar neveros.



Ahora ya divisamos el refugio.




Hitos en el camino que ayudan al montañero cuando hay nieve o niebla. Parece que faltan las banderas de oraciones tibetanas...


El deshielo está muy reciente y llegando al río se ven los primeros borreguiles:





Entre las flores más madrugadoras vamos a destacar algunas, como la Viola crasiuscicola:



Un poco antes, en Puerto Molina, había visto una planta a la que tengo especial predilección: un prunus rastrero (Prunus postrata) que he visto en la Sierra de las Nieves de Málaga, y sobre todo en los alrededores de la ciudad de Albarracín:




También aparece uno de los emblemas de estas montañas, la "estrella de las nieves" (Plantago nivalis):


En estos  praditos húmedos aparece la genciana de la sierra, una planta emparentada con las gencianas pirenaicas y alpinas y que nos informa del avance de la vegetación boreoalpina en la última glaciación:



Abunda esta ranúnculo de hoja de hoja parecida a la vinagreta (Ranunculus acetosellifolius):


Este piorno (Cytisus galianoi):


Y por último el Senecio boyseri:



Todavía falta para poder ver la interesante vegetación rupícola de estas montañas, así como la gran cantidad de endemismos. Lo dejamos para otra ocasión...


lunes, 16 de marzo de 2020

Capileira, Alpujarra granadina

Aunque habíamos visitado la Alpujarra granadina en otras ocasiones, mayo prometía ser un buen mes.



 La particular arquitectura de estos pueblos siempre me ha impresionado, con sus casas sin tejado, de azoteas de lajas, y las chimeneas cónicas.


 Estos días, la niebla que sube por el barranco del Poqueira deja ver ocasionalmente todo el valle y las cumbres de Sierra Nevada.



Bajar andando hasta Bubión, el pueblo intermedio es un bonito paseo. Desde de su plaza se ve Pampaneira, al comienzo del barranco. Nombres que evocan una lengua gallega.



Desde las calles de Capileira se ve la ladera opuesta del barranco con un aire alpino. Estos pueblos tan andaluces, tan escondidos y a la vez tan de alta montaña, tienen un cierto aire que me evoca el Nepal que no conozco.



Al segundo día, el tiempo se despeja un poco y decidimos subir hasta la central hidroeléctrica de La Cebadilla. El camino empieza en la parte alta del pueblo,va ascendiendo entre cortijillos de muros de pizarra y eras circulares.




En poco tiempo aparece el caserío de La Cebadilla y todo el barranco del Poqueira hasta la zona del refugio montañero, en los contrafuertes del Mulhacén. 


La Cebadilla era un poblado con escuela e iglesia.





Ahora bajamos  por la otra ladera del barranco, entre antiguos campos de cultivo que cada vez se ven más abandonados. 


 Un bonito arbusto, Adenocarpus decorticans, está en plena floración.


Entre las rocas aparece la Saxifraga carpetana.



 El roble (Quercus pyrenaica) está despuntando sus hojas con un intenso rojo.