martes, 30 de agosto de 2011

Glaciar del Aneto






Hace 8 años me decidí a subir hasta el Aneto después de varias visitas al valle de Benasque en el Pirineo aragonés. Es la cumbre más alta de la cordillera y la segunda de la península ibérica a pocos metros del Mulhacén. Como en esa época usaba diapositivas, he tenido que digitalizar algunas de ellas y han perdido calidad en el proceso, pero servirán en los próximos años para evaluar el deterioro de los últimos glaciares en estas montañas. La parte más clara corresponde a la nieve del último invierno y la más oscura es el hielo propio del glaciar (la acumulación de muchos años) que se va deshelando; en sus flancos se ven las morrenas de una época más fría conocida como Pequeña Edad del Hielo que se produjo en el siglo XV



A pesar de haber perdido en los últimos 20 o 30 años su frente, todavía presenta en la parte más alta, pegada a las cresterías una superficie de hielo y nieve que le dan a esta montaña un aspecto alpino y de verdadera alta montaña, dominada por los hielos y las rocas. Han quedado atrapadas en el hielo enormes rocas caidas desde las aristas graníticas que comienzan su camino hasta el valle.



Cuando se camina por la zona que ha perdido la nieve más reciente se tiene la sensación de caminar sobre un bloque de hielo derritiéndose.




Eduardo Martínez de Pisón, geográfo y montañero, define muy bien las sensaciones que se tienen al acceder a la cumbre: "Es el roquedo característico del granito el que define texturas, colores, formas del paisaje de las crestas agudas, de las paredes oxidadas, de los circos amplios, de los arenosos lechos glaciares, de los fondos de los ibones transparentes y de los bruscos y arañados umbrales de los altos valles."



Dos ibones o lagos en el fondo de una antigua cubeta glaciar en la cara sur del Aneto.




Y sorprende también encontrar plantas con flores por encima de los 3.000 metros, como esta saxífraga (Saxifraga pubescens) en las grietas del roquedo que acaba de perder la nieve. También encontré una curiosa poligonácea: Oxyria digyna y un raro ranúnculo de flores blancas difícil de determinar, entre otras cosas, porque cada vez que me paraba a fotografiar una planta detenía a todo el grupo que se empezaba a desesperar.



Si se desciende después de la cumbre y del glaciar por el lado opuesto al que hemos seguido para subir, vamos a seguir el camino que lleva el agua proveniente del deshielo, llegando al impresionante valle de Barrancs, por el que ha bajado no solo el agua, sino tambien todas las rocas, desde enormes bloques hasta gravas de granito. En muchos puntos de este valle los arroyos van escondidos entre enormes bloques.




Al salir del valle de Barrancs por un portillo escarpado, aparece de forma inesperada un enorme llano en medio de todas estas montañas; seguramente se trate de una antigua cubeta glaciar como las que suele haber al principio de cada valle y que se ha colmatado de sedimentos y de turba desde que se retiraron los hielos al final de la última glaciación.



Toda el agua del deshielo proveniente del glaciar y de las otras vertientes se remansa y finalmente cae por una vistosa cascada conocida como Aigualluts.


Es la imagen por excelencia del valle de Benasque.


Pero lo que parece el comienzo de una vía fluvial, en concreto el nacimiento del río Esera, que atraviesa todo el valle de Benasque y la comarca de la Ribagorza para terminar después en el Ebro y en el Mediterráneo...


cae dentro de una sima ("forau" le dicen por aquí) y desaparece en un lecho de gravas, quedándose la cabecera del valle desprovista del caudal de agua proveniente del deshielo. Mediante marcadores químicos se detectó hace unas décadas que el agua aparecía después en el cercano valle de Arán, para engrosar las aguas del río Garona, de vocación atlántica. Así pues, la geología ha marcado un camino oculto al agua.


Además de esta "curiosidad" geológica e hidrológica, lo más sugerente es ver un glaciar que en el punto más álgido de la última glaciación (hace unos 17.000años) tenía una lengua con más de 15 kilómetros de longitud y una altura del grosor del hielo en torno a los 600 metros, reducido a su mínima expresión y convertido casi en un helero que puede desaparecer en pocas décadas. Seguramente este ciclo geológico se ha repetido otras veces en los últimos millones de años, pero tener la ocasión de contemplarlo en el marco de una vida humana, es sobrecogedor.


Además de estas "profundas" meditaciones daba tiempo para remansarse en la vegetación. Abundaban de sobremanera los helechos del género Dryopteris, tanto en las grietas del roquedo, en el piso subalpino, como en el sotobosque de hayedos, pero me llamaban la atención los escasos ejemplares de Athryum que enontré.




También eran frecuentes los ejemplares de Polystichum, con dos especies : lonchitis y aculeatum. También vi una buena población de Blechnum spicant en el barranco de Remuñe.


Y la psicodélica siempreviva de montaña.



Junto a la misma cascada de Aigualluts crecía esta rara planta de la familia de las compuestas, donde no abundan los colores rojos, se trata de Adenostyles aliaria.



En esta época florecían tres especies distintas de acónitos, esta es Aconito vulparia. Una de las plantas más tóxicas y que el ganado evita, por lo que es muy frecuente.


Y este azafrán silvestre: Merendera montana.














































martes, 12 de julio de 2011

Limonium emarginatum

En 1837 el suizo Edmond Boissier visitó Andalucía y realizó una excelente descripción botánica de sus montañas. En una de sus etapas hizo parada en Gibraltar y descubrió en la parte más abrupta del peñón esta planta, a la que conocía con el nombre de Statice emarginata. Ignoro donde había sabido de esta planta, aunque conocía los trabajos botánicos de malagueños como Haenseler (precisamente sus citas le llevaron a clasificar el pinsapo como un abeto) y podemos suponer que ya era conocida. Cuenta en su "Viaje botánico al sur de España" que .. "el pie de la roca estaba tapizado por una multitud de bellas plantas y entre ellas descubrí unas gruesas matas de la elegante Statice emarginata que empezaba a florecer pero que desgraciadamente crecía fuera de mi alcance. No obstante pude recoger algunas muestras trepando por la roca a una distancia de unos veinte pies, provocando la alarma de un centinela que vino corriendo al imaginarse que iba a tomar la fortaleza por asalto y se tranquilizó sobre mis intenciones cuando vio mi pase".
En un principio fue considerada como endémica del Peñón, pero después se comprobó su presencia en los acantilados entre Algeciras y Punta Caraminal por el norte y próxima a Ceuta por el sur. Aunque es una planta de distribución muy localizada, sus poblaciones son bastante numerosas, y está clasificada como Especie Vulnerable en la Lista Roja de la Flora Amenazada de Andalucía. Sus principales amenazas son la ocupación del litoral y las especies vegetales colonizadoras como Carpobrotus que invade las rocas donde crece esta planta y la ahoga.



Sus hojas forman unas cepas perennes de hasta 50 cm de diámetro de las que salen unos tallos ascendentes con numerosas espiguitas de flores rojas-viláceas.



Un buen sitio para observarla es la Punta del Caraminal, en la parte occidental de la ensenada de Bolonia, junto a la enorme duna, y sin correr los riesgos que sufrió Boissier.








viernes, 20 de mayo de 2011

La planta que no encontré

En 1904, un religioso de Albarracín (Teruel) publicó un librito sobre las plantas de esta localidad y sus alrededores. Don Bernardo Zapater, que así se llamaba, se había formado en Madrid como naturalista, participó en la fundación de la Real Sociedad aragonesa de Ciencias Naturales y colaboró con naturalistas de toda Europa; todavía es valorado su catálogo de lepidópteros.



En estas últimas vacaciones me dediqué a buscar las plantas que cita, En uno de los parajes más bonitos de los alrededores de Albarracín (La Losilla Alta, un escarpe de "rodeno", una arenisca roja) había recogido unas muestras de helechos poco frecuentes. Una tarde curioseando entre las grietas de estas rocas y solo encontré Asplenium adiantum-nigrum y Cystopteris fragilis. Habrá que volver a principios de verano para buscar el resto.



Cystopteris fragilis





Un buen número de plantas descritas por él pasaron a llevar su nombre como especie. Años después lo perdieron por haber sido descritas antes por otros botánicos españoles o europeos. Solamente una, Draba zapateri, lo sigue llevando, y a su búsqueda me lancé siguiendo las descripciones que había dejado marcadas en su libro. NO LA ENCONTRE. Eso sí, pude ver otras que no esperaba pero que estaban ya en flor por ir la primavera un poco adelantada, entre ellas varias de la familia de las Crucíferas, como Hormathophilla spinosa que está sobre estas líneas y que poblaba los roquedos próximos a la ciudad de Albarracín.




Lunaria annua





Una de las que más me sorprendió fue esta rosácea: Prunus prostrata, que solo había visto antes en la Sierra de las Nieves, en Málaga, cerca del Torrecilla y que se encontraba en su esplendor debajo de la misma muralla que rodea la ciudad.




Prunus prostrata






También de la familia de las rosáceas es el guillomo (Amelanchier ovalis) que nunca había visto en flor pero que tenía un aspecto espectacular en los montes próximos.






Amelanchier ovalis

Supongo que cuando no se encuentra algo largamente buscado es porque el futuro te depara conocerlo en otras circustancias más provechosas. otra primavera será...

















sábado, 5 de marzo de 2011

Teorema de Pitágoras en educación Primaria


¿Se puede enseñar el teorema de Pitágoras en la escuela Primaria? Tal y como nos lo enseñaron en el antiguo bachillerato, algo así como que la hipotenusa de un triángulo rectángulo era igual a la raiz cuadrada de la suma de los cuadrados de los catetos, desde luego que no. Pero si construimos un triángulo rectángulo con las regletas de Cousiniere, vemos que lo hacemos con las regletas 3, 4 y 5. Después jugamos a hacer un cuadrado con cada uno de los lados del triángulo y si contamos... nos sale que el cuadrado grande (25) es la suma de los dos pequeños (9 y 16). Pues esto es el teorema de Pitágoras. Podemos comprobar que con las regletas (números enteros) también es posible con 5, 12 y 13 y alguna otra más que podemos buscar; son las "ternas pitagóricas".
Dice Javier Sampedro: "De las formas posibles de explicar la ciencia, la peor es seguramente la que utilizamos en las escuelas y en las universidades, que es enumerar sus resultados, conceptos y teorías como una verdad revelada caída de algún árbol frutal. Muy superior es la estrategia de la mejor divulgación científica, que expone un concepto mediante el camino tortuoso por el que los científicos de carne y hueso llegaron a él, partiendo de una pregunta y tirando del hilo de un enigma."
Creo que ver y tocar en los 9 o 10 años el teorema de Pitágoras es la mejor base para que en posteriores ciclos formativos se comprenda esta teoría en su verdadera dimensión.

Graptopetalum paraguayense







Esta planta de la familia de las crasuláceas y muy parecida a las echeverias lleva en mi jardín unos 15 años. Hace unos meses la vi descrita en un artículo de la revista Rehalda (CECAL Albarracin) sobre la flora ornamental de Noguera, un pueblecito de esta sierra turolense. Así he aprendido que es de origen mejicano. He llevado muchas veces a la clase las hojitas que se caen en el jardín (es muy frágil) y puestas sobre un vasito de yogur con tierra; a los pocos días comienza a enraizar y se desarrolla una nueva plantita; es un ejemplo de reproducción asexual de las plantas.



sábado, 5 de febrero de 2011

Literatura matemática

Excelente novela sobre un viejo profesor de matemáticas cuya memoria solo dura 80 minutos, por lo que cada día debe comenzar de nuevo su relación con su asistenta y el hijo de ésta, al que ayuda en las tareas escolares demostrando un conocimiento profundo pero ameno de los números y sus relaciones. En editorial Funambulista.
Esta novela además de una intriga sobre la demostración perdida de un celebre teorema matemático es un verdadero tratado de la historia de esta ciencia.

Otra excelente novela en la que las matemáticas están presentes de forma más tangencial que en las anteriores, pero no escasean las curiosidades acerca de los números. Un niño autista con problemas para relacionarse con el mundo pero con una mente fascinante para el cálculo es el protagonista de una novela original, amena y de gran agudeza.